martes, 18 de enero de 2022

La estrella de Hollywood que murió persiguiendo el sueño de correr en Indianápolis

 



De la muerte de James Dean se ha dicho mucho, pero lo que pocos saben es por qué era fanático del automovilismo.

 

Tal vez por esa necesidad de buscarle cierto romanticismo a una tragedia, como si de otra película de Hollywood se tratara, la frase “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver” suele ser atribuida a James Dean, aunque él jamás la pronunció. En realidad esas palabras salieron de boca de John Derek en la película Knock on Any Door de 1949, muchísimo tiempo antes de que el propio Dean saltara a la fama. Aunque es verdad que bien podría haber sido un perfecto epitafio para este joven actor de 24 años que falleció en 1955…

La muerte encontró a Dean en el punto más alto de su carrera actoral, que se había iniciado unos años antes. Después de varias participaciones en programas de televisión y de extra en algunas películas, encontró la fama en 1954 a través de su protagónico en Al este del paraíso.

Su gran trabajo le permitió luego lograr dos papeles que lo colocaron en el Olimpo de las estrellas del universo hollywoodense: Rebelde sin causa y Gigante, que se estrenaron tiempo después de su fallecimiento, que ocurrió el 30 de septiembre de 1955 mientras probaba un Porsche 550 A Spyder con el que pensaba participar en una carrera en Salinas, California.

Jimmy había heredado la pasión por la velocidad de su tío Marcus, quien lo crió en su granja de Fairmount, en Indiana. Fue él quien le regaló una moto de 125 cm3 cuando cumplió 16 años y quien también lo llevó a ver las 500 Millas de Indianápolis de 1949. Esa experiencia que vivió en esa visita al Indianápolis Motor Speedway fue la que despertó sus ganas de ser piloto…

El veinteañero Dean no perdió tiempo cuando cobró el dinero por sus primeros  trabajos en el cine. Se compró un Porsche 356 Speedster y a las dos semanas de tenerlo lo utilizó para participar en una carrera en Palm Springs.

“Los corredores veteranos no le daban crédito al neófito Dean, pero los sorprendió a todos mientras su estudio no sabía que su preciosa propiedad volaba bajo a altas velocidades”, escribió Gus Vignolle en su tabloide MotoRacing al referirse a la brillante actuación del actor de la Warner Bros que terminó en una contundente victoria en la carrera preliminar. En la competencia principal llegó tercero, pero accedió al segundo lugar tras la desclasificación del ganador. Era 26 de marzo de 1955 y Dean no tenía idea que su vida se terminaría, justamente, por seguir su gran pasión…

A aquel debut victorioso en Palm Srping le siguieron otras dos carreras. En Bakersfield fue tercero en la general y primero en su clase; mientras que Santa Bárbara abandonó por una falla en el motor. Después de ese último compromiso la Warner Bros se puso firme y le prohibió al actor competir mientras estaba bajo contrato. A Dean no le causó mucha gracia, aunque no quedó otra que aceptarlo.

Sus hazañas en las pistas y el inminente estreno de Rebelde sin Causa, que entre sus escenas tenía una carrera callejera, fue aprovechado por el Comité Nacional de Carretera para realizar un spot con el objetivo de concientizar a los jóvenes sobre la conducción segura. A Warner Bros le pareció una buena idea ya que, además, tendría la posibilidad de promocionar la película…

En el spot Dean habla con su colega Gig Young, quien le hace diferentes preguntas sobre su naciente campaña deportiva. En la escena final Young le consultó si tenía algún consejo especial que darle a los conductores jóvenes de Estados Unidos. Jimmy debía responder con el slogan del comité: “Conduce con cuidado, porque la vida que salves puede ser la tuya”. Sin embargo, dijo lo siguiente…“Recuerden, conduzcan con cuidado, porque la vida que salven puede ser la mía”. La frase fue, verdaderamente, premonitoria.

Finalizado el rodaje de Gigante, Dean estaba listo para volver a las pistas y seguir acumulando experiencia para cumplir con su verdadero anhelo: correr las Indy 500, algo que afirma Dorothy Schultz, experta en la vida del actor.

Para lograr la experiencia necesaria para conseguir su anhelo Jimmy se propuso quería competir con un Lotus en diversas carreras, pero como iba a tardar varios meses en llegar, el 15 de septiembre se compró un Porsche 550 Spyder al que bautizó como Pequeño Bastardo. El deportivo pesaba 550 kg, tenía un motor que erogaba 110 CV y su velocidad máxima era impresionante.

Orgulloso de su nueva adquisición se la mostró a su colega Alec Guinness, quien años más tarde le daría vida a Obi-Wan Kenobi en Star Wars“¿Cuán rápido es?”, le preguntó Guinness. “Llega a 240 km/h”, respondió Dean. Guinness quedó pasmado y le dijo: “Son las diez de la noche del viernes 23 de septiembre de 1955. Si entras en ese auto serás encontrado muerto en él a esta hora la próxima semana”

En la mañana del 30 de septiembre, Dean y su mecánico salieron hacia Salinas. Había desistido llevar el Porsche en un remolque ya que quería tomarle la mano y ablandarlo. Cuando lo aceleró y tomó la ruta ni siquiera recordó las palabras Guinness.

A las 15.30, Dean recibió un nuevo llamado de atención. Esta vez de un policía que lo multó por exceso de velocidad. A las 17.50, el actor llegó al cruce de las carreteras 466 y 41. De frente venía un Ford Tudor blanco y negro conducido por alguien tan joven como él. Era Donald Turnupseed, un estudiante de 23 años. El Ford dobló hacia la izquierda de repente y Dean no tuvo tiempo de reaccionar….

El Porsche, que marcha a la velocidad reglamentada de 90 km/h, se incrustó contra el lado derecho del Tudor. Turnupseed solo se cortó la nariz. El mecánico salió despedido del deportivo y sufrió fracturas de cráneo y una pierna. Dean tuvo peor suerte: se rompió el cuello y falleció camino al hospital. Guinness había fallado a su pronóstico por solo cuatro horas y 10 minutos…

 



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