El Jaguar en el perdio la vida Mike Hawthon a los pocos meses de obtener el campeonato de F1 de 1958
Más chocante aún resulta cuando
los deportistas fallecidos son pilotos, personas que han arriesgado
continuamente su vida en los circuitos y que luego fallecen en situaciones en
principio mucho menos peligrosas. Aun esta reciente la muerte del gran Ángel
Nieto en agosto de 2017, cuando una conductora arrolló el quad que
conducía el piloto por Ibiza. Unos meses antes el también piloto Nick
Hayden murió en un accidente de tráfico, cuando circulaba en
bicicleta.
.Los accidentes de aéreos también se ha cobrado la
vida de varios campeones del
mundo de automovilismo,
verdaderos genios de volante. En un helicóptero murió Colin McRae en
2007, que logró ser campeón del mundo de rallyes con solo 27 años. Su
fallecimiento fue especialmente trágico porque también viajaba con él su hijo
pequeño. Fue campeón del mundo de rallyes en 1995 y todos los aficionados le
recuerdan en su victorioso Subaru azul, y por su agresivo estilo de conducción.
Este tipo de desgracias fuera de
la pista se han producido desde que existe el
automovilismo, incluyendo al
primer campeón mundial de F1 (1950) Nino Farina. Había sufrido
numerosos accidentes con diversas heridas durante su carrera, pero siempre
sobrevivió. Retirado a finales de 1955, se mató en una carretera entre Ginebra
y Chambery en 1966, cuando viajaba a presenciar el GP de Francia. Tenía 59
años.
En 1958, Mike Hawthorn se
consagró campeón mundial de F1 con Ferrari y se retiró. Muy poco
después , el 22 de enero de 1959, al volante de su Jaguar MkII (tenía
un concesionario de la marca) en un puente denominado Guilford Bypass, cerca de
Londres. Tenía sólo 30 años.
El 12 de abril de 1962, a los 39
años, fallecía el piloto escocés Ron Flockhart.
Con un Jaguar D había ganado dos
veces las 24 Horas de Le Mans, en 1956 con Ninian Sanderson y en 1957 con Ivor
Bueb. Flockhart corrió 14 carreras puntuables de F1 y después de disputar el
Gran Premio de Nueva Zelanda de 1962, con un Lotus, comenzó a preparar en
Australia un raid aéreo entre Sidney y Londres con un viejo caza de
combate Mustang. Con él sufrió su fatal accidente.
El dos veces campeón del mundo
(1962 y 1968), Graham Hill, tenía su propio equipo en la
década de los setenta. Hill pilotaba su avión privado cuando se
estrelló el 29 de noviembre de 1975 en un aeródromo cercano a su casa
de Londres. Este veterano piloto tenía una cena con invitados en su casa y, con
las prisas, cometió un error tan importante como no obedecer a la torre de
control, que le desviaba a otra pista dada la mala visibilidad. Dicen que Hill
hizo caso omiso alegando que “no tenía combustible”, con lo que decidió
emprender un arriesgado aterrizaje que le llevó a entrar por el final de la
pista, chocando en un frondoso bosque. Con él fallecieron el joven piloto Tony
Brise y dos miembros más de la escuadra. Hill tenía 46 años.
El británico David Purley,
corredor de F1 (11 grandes premios), fue condecorado en Inglaterra por desafiar
al fuego e intentar salvar, infructuosamente, la vida de
Roger Williamson, atrapado en su
March 731G en llamas durante el GP de Holanda de 1973. El mismo Purley tuvo el
récord de haber sobrevivido a una desaceleración de 178G cuando chocó con su
LEC Cosworth durante el GP de Inglaterra de 1977. Sus graves heridas le
impidieron volver a la F1. Purley se mató con su avión de acrobacia
Pits Special en 1985. Tenía 40 años.
Más conocido es el caso del
francés Didier Pironi, piloto Tyrrell, Ligier y Ferrari, y ganador
de 3 grandes premios. Pironi podría haber sido campeón mundial de 1982 con un
Ferrari 126C turbo después de que en mayo de ese año se matara en Zolder Gilles
Villeneuve. Sin embargo, un serio accidente en Hockenheim, el 7 de agosto de
ese año, le impidió seguir corriendo. Mientras se recuperaba de numerosas
operaciones para volver a la F1, Pironi sufrió un fatal accidente en
una carretera de lanchas motoras, el 23 de agosto de 1987.
Su embarcación capotó por culpa
de una gigantesca ola, de más de dos metros, que provocó un mercante. Pironi
tenía 35 años.
Como sucedió en el caso de
Pironi, se necesitaron dos infortunios muy fuertes para acabar con la vida
de Clay (Gianclaudio) Regazzoni. Nacido en 1939, Regazzoni estuvo
10 años en la F1, corrió 132 grandes premios y ganó cinco. Piloto de Ferrari,
BRM y Williams, sufrió un accidente con un monoplaza en el GP de Estados
Unidos, en Long Beach, en 1980. El choque lo dejó parapléjico.
Regazzoni no se dio por
vencido, siguió corriendo en raids y tuvo numerosas participaciones en el
París-Dakar y era un amante de los clásicos, llegando a participar en el Tour
de España. Contaba 67 años y estaba al volante de un Chrysler Voyager
cuando sufrió un choque fatal contra un camión, el 15 de diciembre
de 2006, en la autopista Milán-Roma. Clay se dirigía a un homenaje que se le
iba a brindar en Parma.
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