viernes, 7 de mayo de 2021

Grandes pilotos que murieron en accidentes fuera de la pista

 

El Jaguar en el perdio la vida Mike Hawthon a los pocos meses de obtener el campeonato de F1 de 1958


Más chocante aún resulta cuando los deportistas fallecidos son pilotos, personas que han arriesgado continuamente su vida en los circuitos y que luego fallecen en situaciones en principio mucho menos peligrosas. Aun esta reciente la muerte del gran Ángel Nieto en agosto de 2017, cuando una conductora arrolló el quad que conducía el piloto por Ibiza. Unos meses antes el también piloto Nick Hayden murió en un accidente de tráfico, cuando circulaba en bicicleta.

.Los accidentes de aéreos también se ha cobrado la vida de varios campeones del

mundo de automovilismo, verdaderos genios de volante. En un helicóptero murió Colin McRae en 2007, que logró ser campeón del mundo de rallyes con solo 27 años. Su fallecimiento fue especialmente trágico porque también viajaba con él su hijo pequeño. Fue campeón del mundo de rallyes en 1995 y todos los aficionados le recuerdan en su victorioso Subaru azul, y por su agresivo estilo de conducción.

Este tipo de desgracias fuera de la pista se han producido desde que existe el

automovilismo, incluyendo al primer campeón mundial de F1 (1950) Nino Farina. Había sufrido numerosos accidentes con diversas heridas durante su carrera, pero siempre sobrevivió. Retirado a finales de 1955, se mató en una carretera entre Ginebra y Chambery en 1966, cuando viajaba a presenciar el GP de Francia. Tenía 59 años.

 

En 1958, Mike Hawthorn se consagró campeón mundial de F1 con Ferrari y se retiró. Muy poco después , el 22 de enero de 1959, al volante de su Jaguar MkII (tenía un concesionario de la marca) en un puente denominado Guilford Bypass, cerca de Londres. Tenía sólo 30 años.

El 12 de abril de 1962, a los 39 años, fallecía el piloto escocés Ron Flockhart.

Con un Jaguar D había ganado dos veces las 24 Horas de Le Mans, en 1956 con Ninian Sanderson y en 1957 con Ivor Bueb. Flockhart corrió 14 carreras puntuables de F1 y después de disputar el Gran Premio de Nueva Zelanda de 1962, con un Lotus, comenzó a preparar en Australia un raid aéreo entre Sidney y Londres con un viejo caza de combate Mustang. Con él sufrió su fatal accidente.

El dos veces campeón del mundo (1962 y 1968), Gra­ham Hill, tenía su propio equipo en la década de los seten­ta. Hill pilotaba su avión privado cuando se estrelló el 29 de noviembre de 1975 en un aeródromo cercano a su casa de Londres. Este veterano piloto tenía una cena con invitados en su casa y, con las prisas, cometió un error tan importante como no obedecer a la torre de control, que le desviaba a otra pista dada la mala visibilidad. Dicen que Hill hizo caso omiso alegando que “no tenía combustible”, con lo que decidió emprender un arriesgado aterrizaje que le llevó a entrar por el final de la pista, chocando en un frondoso bosque. Con él fallecieron el joven piloto Tony Brise y dos miembros más de la escuadra. Hill tenía 46 años.

 

El británico David Purley, corredor de F1 (11 grandes premios), fue condecorado en Inglaterra por desafiar al fuego e intentar salvar, infructuosamente, la vida de

Roger Williamson, atrapado en su March 731G en llamas durante el GP de Holanda de 1973. El mismo Purley tuvo el récord de haber sobrevivido a una desaceleración de 178G cuando chocó con su LEC Cosworth durante el GP de Inglaterra de 1977. Sus graves heridas le impidieron volver a la F1. Purley se mató con su avión de acrobacia Pits Special en 1985. Tenía 40 años.

Más conocido es el caso del francés Didier Pironi, piloto Tyrrell, Ligier y Ferrari, y ganador de 3 grandes premios. Pironi podría haber sido campeón mundial de 1982 con un Ferrari 126C turbo después de que en mayo de ese año se matara en Zolder Gilles Villeneuve. Sin embargo, un serio accidente en Hockenheim, el 7 de agosto de ese año, le impidió seguir corriendo. Mientras se recuperaba de numerosas operaciones para volver a la F1, Pironi sufrió un fatal accidente en una carretera de lanchas motoras, el 23 de agosto de 1987.

Su embarcación capotó por culpa de una gigantesca ola, de más de dos metros, que provocó un mercante. Pironi tenía 35 años.

Como sucedió en el caso de Pironi, se necesitaron dos infortunios muy fuertes para acabar con la vida de Clay (Gianclaudio) Regazzoni. Nacido en 1939, Regazzoni estuvo 10 años en la F1, corrió 132 grandes premios y ganó cinco. Piloto de Ferrari, BRM y Williams, sufrió un accidente con un monoplaza en el GP de Estados Unidos, en Long Beach, en 1980. El choque lo dejó parapléjico.

 Regazzoni no se dio por vencido, siguió corriendo en raids y tuvo numerosas participaciones en el París-Dakar y era un amante de los clásicos, llegando a participar en el Tour de España. Contaba 67 años y estaba al volante de un Chrysler Voyager cuando sufrió un choque fatal contra un camión, el 15 de diciembre de 2006, en la autopista Milán-Roma. Clay se dirigía a un homenaje que se le iba a brindar en Parma.




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