La historia del soldado que
combatió en Malvinas y se convirtió en múltiple campeón de automovilismo
Por Darío Coronel
INFOBAE
Volver del infierno y alcanzar la gloria. Así puede resumirse la
historia de Gabriel Massei, quien estuvo en la Guerra de Malvinas y
de regreso siguió adelante gracias a su familia y también en parte por su
pasión: el automovilismo.
Su paso fue con éxito ya que entre 1987 y 1992 logró seis
títulos consecutivos en la extinta Fórmula 2 Nacional, una categoría que
marcó una época en nuestro país. Su amor por el deporte motor lo llevó a
mantenerse vigente a sus 55 años y coronarse a fines de 2018 en el zonal entrerriano
Turismo Pista 1.600.
Massei, oriundo de la localidad cordobesa de Marcos Juárez,
se muestra con una fuerte personalidad. Esa es una de las claves para poder
sobrellevar una experiencia "demencial" como calificó al conflicto
bélico en el sur argentino. Formaba parte del Ejército y según relata estuvo en
el frente de combate. Hoy puede contarla y se brindó con Infobae en
una charla sobre aquellos días en las islas y cómo continuó con su vida.
Con el hermetismo típico de una misión militar, horas antes de la guerra
fue embarcado sin saber que iba a vivir una experiencia que lo marcó a
fuego con 18 años.
Gabriel nació el 13 de noviembre de 1963 y hacia principios de 1982
cumplía con el servicio militar en Comodoro Rivadavia. "El 27 de marzo
agarraron a los que mejor habíamos estado en el campo de instrucción. Éramos
120 conscriptos del Regimiento de Infantería y nos ordenaron preparar
todo para zarpar. Salimos al día siguiente, pero no nos dijeron a
dónde íbamos ni cuál era nuestra misión. Aunque en el barco había un periodista
de La Nación que nos dijo que íbamos a las Islas Georgias del
Sur y Sandwich del Sur. Tocamos destino el 1º de abril a las seis de
la tarde, y ahí nos dijeron en realidad dónde estábamos: llegando a las
Islas Malvinas. Luego del desembarco de los comandos, quienes
recuperaron las islas, nos mandaron en helicópteros y aterrizamos a unos dos
kilómetros de Puerto Argentino".
Durante el primer mes en Malvinas, Gabriel estuvo en San Carlos con
entrenamientos a diario. Pero hubo un hecho que fue una bisagra: el
hundimiento del crucero ARA General Belgrano, el 2 de mayo.
"Ahí nos dimos cuenta de que el tema iba de en serio y que no había
marcha atrás. Sabía que podía pasar lo peor", dice.
Los simulacros se convirtieron en realidad y el 21 de mayo
Massei y sus compañeros entraron en combate. "Estaba haciendo guardia
y vi llegar a 40 embarcaciones inglesas y nosotros éramos 42 soldados… Logramos
bajar dos helicópteros que sobrevolaban a 30 metros. Después debimos
replegarnos y llegamos a pie a un pueblo llamado Douglas donde estuvimos tres
días con muy poca comida. De ahí nos volvimos caminando hacia Puerto Argentino
donde nos encontramos con el Teniente Coronel Seineldín. Más tarde nos mandaron
a Darwin", recuerda.
Terminaba el segundo mes de la guerra, y ya en Darwin, las cosas se
siguieron complicando para el cordobés: "El 28 de mayo nos sorprendieron
los ingleses con sus morteros. Ellos se acercaron y los llegamos a
tener a 300 metros. Nosotros éramos 7 y estábamos en un pozo. Fueron 12
horas de un duro combate. Al otro día ellos habían tomado algunas de
nuestras posiciones y el jefe inglés agarró una radio nuestra y se
comunicó con nuestro jefe. Le dijo: 'Si no hay un cese al
fuego vamos a comenzar a lanzar morteros'. Ahí recibimos la
orden de rendirnos. Nos tomaron prisioneros y nos llevaron un galpón donde se
guardaban ovejas".
Una vez detenido junto a otros soldados, si bien los primeros días de
convivencia con los ingleses fueron complicados, el tema se revirtió. "Llegué
a ver a los propios ingleses curando las heridas de los nuestros. También nos
alimentaron muy bien. Como yo hablaba un poco de inglés, me agarraron
como traductor. Recuerdo que los ingleses me decían que ellos no nos querían
matar a nosotros, pero sí a Galtieri (Leopoldo). Después nos
subieron en un barco de pasajeros, que el 3 de junio emprendió viaje hacia
Uruguay. Éramos entre 100 y 200 soldados argentinos. Nueve días más tarde
llegamos a Montevideo y el 5 de julio volví a Marcos Juárez", cuenta sobre
el retorno.
El tiempo ayuda a entender mejor las cosas. A casi 37 años del
conflicto bélico, Gabriel describe qué es estar en una guerra: "En el
momento no te das cuenta, pero es el marco más caótico y extremo. Es donde el
instinto de supervivencia se eleva al máximo".
En la guerra murieron 649 soldados argentinos, 255 británicos y
3 isleños.
Rehacer su vida luego de esa experiencia fue delicado. Pero Massei lo
consiguió y para ello fue clave la contención de los suyos. "Depende
mucho de la personalidad de cada uno, de cómo reaccionás y de las personas
que tenés al lado. Yo pude asimilar bien la experiencia a pesar de lo duro que
fue. Pero también fue importante la ayuda de mi familia. Volví y me puse a
trabajar en el campo de mi viejo. Encontré un motivo para seguir. Muchos de los
que volvieron no tuvieron esa chance y por eso se suicidaron o no la pasaron
bien", reconoce.
A su vez afirma que "yo me sentí reconocido por el
Estado y ni que hablar en mi ciudad. Los veteranos tenemos una muy buena
pensión. Y por el automovilismo me tocó conocer varios lugares del país
donde la gente te reconoce el haber estado en Malvinas".
Aunque es escéptico sobre la recuperación de la soberanía de la
Argentina sobre las islas: "Después de 1982 hubo un quiebre. No creo que
Inglaterra ceda. Y si llegan a hacerlo, nosotros no vamos a estar vivos para
verlo. Es duro, pero el tema es así".
Cuenta el momento en que su padre Osvaldo lo puso a trabajar en su
campo para que pueda tener su mente ocupada y así intentar superar el trauma de
la guerra. Pero otra herencia familiar le dio un nuevo motivo para
continuar: el automovilismo.
"Mi viejo era piloto de zonales y en 1986 quise seguir sus pasos y
me enganché en la Fórmula 2 Nacional. Encontré una nueva razón para
continuar con mi vida y esa era el automovilismo. Por aquellos años los
autos de esa categoría tenían la velocidad promedio más alta de la Argentina.
Poder manejar un coche fabricado por Oreste Berta fue
espectacular. Él me enseñó mucho junto con Guillermo Maldonado (dos
títulos de F-2 Nacional, cuatro de F-2 Codasur y uno de TC 2000)".
Arriba de un auto de carrera, el joven Massei demostró su pasta
en el deporte motor con la media docena de coronas en la F-2 Nacional.
"Fuimos campeones porque teníamos un gran equipo y debo reconocer que
contaba con un buen presupuesto que me permitía probar mucho. Luego la
categoría se transformó en la Fórmula Súper Renault (FSR) donde corrí hasta
1995. Más tarde competí en el Turismo Nacional y lo hice hasta 2008",
sostuvo.
Alejado del automovilismo de primer nivel, luego volvió a los autos sin
techo y recaló en la Fórmula Entrerriana, con ex monopostos de la FSR. Ahí fue
campeón en 2010, 2011 y 2013. Gabriel le agarró el gustito a los zonales
entrerrianos y en las últimas dos temporadas compitió en el Turismo Pista
1.600, donde se consagró campeón a fines del año pasado a bordo de un
VW Gol.
A sus 55 años Massei se siente muy vigente y continúa dando
batalla en las pistas: "Mientras el físico me responda seguiré
compitiendo. El automovilismo me llena el alma y me da vida".
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