Estadísticas con pocas certezas en la seguridad vial
¿Cuál es la mortalidad real por siniestros viales en nuestro país? La falta de estadísticas ciertas impide instrumentar soluciones mejores para disminuir la cantidad de víctimas fatales
A fines del siglo XIX, el prestigioso científico irlandés Sir William Thomson, más conocido como Lord Kelvin, expresó: "Lo que no se define, no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre". Por lo tanto, cualquier amante de las ciencias exactas sabe que primero deberá tener claro qué es lo que quiere medir, luego medirlo apropiadamente y de ahí empezar a sacar conclusiones para lograr las mejoras.
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En el caso de la seguridad vial de nuestro país parece que esos conceptos no fueron comprendidos. En el año 2008, durante el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández, se declaró que la seguridad vial sería una política de estado, lo cual nunca se cumplió. Ese mismo año, al amparo de la ley 26.363, se creó la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) que, entre otras cuestiones, tiene la misión de "Realizar estadísticas para saber la cantidad de incidentes viales y por qué se producen".
Ya pasaron casi 10 años desde la promulgación de la Ley 26.363 y seguimos sin saber a ciencia cierta cuanta gente fallece en siniestros viales en nuestro país. Por lo tanto, vamos a tratar de desmenuzar el problema para que todos los lectores puedan entenderlo.
En primer lugar debemos tener en cuenta que no estamos contando zapallos, estamos contando personas fallecidas. Personas identificables, que tenían un nombre, un DNI, una familia que sufre su pérdida tanto en lo social como en lo económico en muchas ocasiones. Esas personas pudieron fallecer en el lugar del siniestro o luego de este, en el hospital a donde los hubiesen trasladado. Como hay muchos países o provincias que no hacen el seguimiento de los fallecidos en hospitales a causa de siniestros viales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó hace muchos años un estudio en el que concluyó que más del 98% de los heridos graves que luego fallecen, lo hacen dentro de los 30 días posteriores al siniestro. Además estableció que en el caso de no realizarse ese seguimiento hospitalario, se le deberán agregar a los fallecidos en el lugar del hecho, una cifra equivalente al 30% de ellos para considerar las muertes después del siniestro. Por eso, lo ideal, es que toda nación o provincia, cuente con un sistema de información hospitalaria, único y uniforme de seguimiento de víctimas, de forma tal de no tener que estar haciendo ajustes en los que se pierden las identidades de las personas.
En segundo lugar debemos tener en cuenta "que es lo que queremos medir". El número de víctimas en siniestros viales no siempre es un indicador válido a lo largo del tiempo, ni para realizar comparaciones internacionales. Si el lector recibe la información de que la Argentina tiene 5400 muertos por año en siniestros viales y los Estados Unidos de América tiene 40.000, parecería que los norteamericanos están mucho peor que nosotros, pero si consideramos que ellos tienen 325 millones de habitantes y nosotros 44, o que nuestro parque vehicular y motociclístico es de aproximadamente 19 millones de unidades y el de ellos supera los 320 millones, ya las consideraciones cambian. Por lo tanto siempre es mejor manejarnos con valores relativos, como por ejemplo la Tasa de Mortalidad (Víctimas fatales cada 100 mil habitantes) y/o la Tasa de Fatalidad (Víctimas fatales cada 10.000 vehículos registrados). Lo ideal sería considerar la "exposición al riesgo", ya que si tenemos mucha población y muchos vehículos, pero la mayoría de éstos están parados en estacionamientos o circulan muy poco, el riesgo baja. Por eso, el mejor ratio sería el de víctimas fatales por cada millón de kilómetros-vehículo recorridos. Si se le quiere dar una vuelta de tuerca más, habría que "cualificar" ese ratio considerando el tipo de vehículo, ya que es mayor el riesgo de siniestro grave en moto que en auto.
¿Quién cuenta las víctimas?
El tercer punto a considerar es quiénes generan o brindan información sobre estas cifras. La cantidad de vehículos circulantes naturalmente debería surgir de la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor (DNRPA), pero si bien esta entidad conoce la cantidad de vehículos registrados, no tiene números precisos sobre la cantidad de autos y motos que ya no circulan por obsolescencia, robo, secuestros policiales y judiciales, etcétera. La cantidad de habitantes y sus proyecciones futuras surgen de los censos nacionales y sus cifras son bastante precisas. Pero la cuestión es: ¿Quién cuenta los muertos en el lugar del hecho y en los 30 días posteriores al hecho?
Sabemos que el Observatorio Vial de la ANSV es el encargado de recopilar la información surgida de las 24 jurisdicciones provinciales y estas a su vez reciben la información por parte de las policías provinciales, aunque en algunos casos también se complementan con datos surgidos de otras fuentes como las morgues, servicios de salud, hospitales y otros. No debemos olvidarnos que la Argentina es un país federal y que el tránsito no fue delegado en la Nación, sino que cada provincia está a cargo de ese tema. Hace pocos días la ANSV publicó el Anuario estadístico de siniestralidad vial 2017 que, debe aclararse, se trata de información preliminar, ya que los números definitivos (o no tanto) estarán listos en el mes de noviembre. Si nos adentramos en ese informe vemos que hay algunos errores e inconsistencias que tienen diversos responsables. El informe refleja que hay 21 de las 24 jurisdicciones que ajustan sus números haciendo el seguimiento de los heridos, lo cual es parcialmente creíble, ya que por ejemplo Santa Cruz declara no haber tenido fallecidos en hospitales a causa de siniestros viales, o la Provincia de Buenos Aires, que solo informa 116 fallecidos en todo un año en los hospitales de su jurisdicción. Otros ejemplos pueden ser las cifras de Santa Fe, cuya Agencia Provincial de Seguridad Vial informaba a principios de enero de este año que como dato preliminar habían contabilizado 430 fallecimientos. Sin embargo la ANSV, en junio, informa que hubo 406 víctimas fatales.
Lo cierto es que las provincias informan lo que tienen, como lo tienen y cuando lo tienen. La ANSV está haciendo un importante esfuerzo para unificar criterios, pero es muy difícil lidiar con el federalismo mal entendido. Deberemos esperar hasta noviembre para tener los números ajustados y esperar que no pase lo del año 2016, en el que la información definitiva, luego de contabilizar lo pendiente, encontramos que hubo menos fallecidos que en la información preliminar. Eso nos lleva a pensar que en algunas provincias son capaces de generar el milagro de la resucitación o realmente sus datos son muy endebles.
En cuarto y último lugar debemos hablar de las estadísticas "no oficiales" que sobre este tema brindan algunas organizaciones. La verdad es que se parecen más a la opinión de un charlatán de cafetín que a algo medianamente serio. Ninguna de ellas tiene el menor rigor técnico, ni se muestran sus bases estadísticas. Las entidades a las que dicen recurrir desmienten por completo que hayan sido consultadas y sus vaivenes cuantitativos son altamente sospechosos. Así por ejemplo, una de estas organizaciones decía que en el año 2010 hubo 10.569 fallecidos en siniestros viales y solo dos años después registraba 7104, eso implica una reducción del 33%. Poco serio. De haber sido así deberíamos haberle levantado un monumento a todos los responsables de la seguridad vial del país. La otra de las entidades publica sus informes anuales durante los primeros días de enero del año siguiente basándose, según sus propias declaraciones, en cifras oficiales a las cuales ajustan con sus coeficientes (¿?). Lo raro es que las cifras oficiales no están disponibles hasta bien entrado el año.
Como conclusión, debemos decir que todavía no sabemos cuál es la siniestralidad y mortalidad real en nuestro país, lo que no es un tema menor. Sería bueno que la ANSV pusiera blanco sobre negro y comunicara con más detalle cuáles son las provincias que cumplen con todos sus pedidos y cuáles no, que si publica datos preliminares lo haga considerando datos compatibles y comparables o de lo contrario poblando de asteriscos y llamadas a sus números, ya que desde chicos sabemos que no se pueden sumar "peras con manzanas". Por último, sería muy bueno para toda la población que los medios de comunicación, antes de publicar datos extraoficiales, verificara la calidad de las fuentes y de sus informes estadísticos, ya que de otra forma lo único que se logra es generar más confusión y alimentar el negocio de unos pocos.
Claves estadísticas
Estudio de la OMS. Muchas provincias (y países) no hacen el seguimiento de los fallecidos en hospitales por siniestros viales; por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio en el que concluyó que más del 98% de los heridos graves que luego fallecen, lo hacen dentro de los 30 días posteriores al siniestro
Hospitales. Toda la Nación o cada provincia debería contar con un sistema de información hospitalaria, único y uniforme, de seguimiento de víctimas
Tasas. Más preciso que las cifras absolutas son índices como la Tasa de Mortalidad (víctimas fatales cada 100.000 habitantes) y la Tasa de Fatalidad (víctimas fatales cada 10.000 vehículos registrados)
Método. El mejor ratio, por considerar la exposición al riesgo, es contar las víctimas fatales por cada millón de kilómetros-vehículo recorridos
Por: Fabián Pons
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