El 11 de junio de 1955 en las 24 Horas de Le Mans ocurrió la mayor
tragedia en la historia del automovilismo que se cobró las vidas de Pierre
Levegh y 83 espectadores.
Se la recuerda como la mayor tragedia ocurrida en la historia
del automovilismo deportivo, y sin dudas fue uno de los peores momentos
vividos en una carrera que siempre es sinónimo de fiesta y celebración como
habitualmente se vive en Le Mans. Precisamente al hablar de las 24 Horas de Le
Mans de 1955 el único recuerdo viene a la mente es el de
la tragedia que se cobró las vidas de Pierre Levegh y 83
espectadores. En esa carrera participó Juan Manuel Fangio con Mercedes y era
uno de los candidatos a ganar... Hoy es un nuevo aniversario de ese día
nefasto para la historia del automovilismo mundial.
Una franja de trescientos metros cuadrados de espectadores animando a
los pilotos se convirtió en una masa de histérico y negro horror”. Así de
gráficamente describía la revista Time los momentos posteriores al mayor
accidente de automovilismo de la historia, ocurrido en las 24 Horas de Le Mans
un 11 de junio de 1955 cuando los restos en llamas del Mercedes conducido por
el francés Pierre Levegh volaron hacia los espectadores tras un tremendo
accidente en la pista, provocando al menos 83 muertos –muchos de ellos
decapitados– y cientos de heridos.
El accidente dio la vuelta al mundo y dos días después, las
autoridades del país prohibían las competiciones automovilísticas en Francia.
Alemania, España y Suiza siguieron el ejemplo francés y suspendieron sus
Grandes Premios.
El telón de fondo de esta horrenda desgracia fue la intensa
rivalidad entre las escuderías alemanas y británicas y sus pilotos. En los 50,
las pruebas automovilísticas eran, obviamente, mucho más peligrosas que hoy en
día, con unas medidas de seguridad muy deficientes tanto en las pistas como en
los propios vehículos.
Todo ocurrió el 11 de junio de 1955. Ante casi 250.000 espectadores se
dio la largada de las 24 horas a las 4 de la tarde como habitualmente pasa en
cada edición. Todos esperaban la lucha entre Jaguar y Mercedes Benz, que
llevaban los mejores pilotos que tenían. Como era de esperar la pelea por la
punta de la competencia era entre el Jaguar de Mike Hawthorne, que hacía dupla
con Ivor Boeb, como líderes y de cerca lo seguía el Mercedes Benz de Juan
Manuel Fangio que contaba con Stirling Moss como compañero de dupla.
La carrera transcurría sin problemas hasta que durante la tercera hora
de competencia llegó el momento fatídico. Llegando a la recta principal a casi
250 km/h Mike Hawthorne que venía como líder con el Jaugar superó por
la izquierda al Austin Healey de Lance Macklin y le quitó una vuelta. Una vez
que lo superó desaceleró para hacer su parada en boxes y ahí vino el
desastre.
Lance Macklin se encontró de repente con un auto lento y para evitar
chocar contra el Jaguar viró hacia la izquierda, sin tiempo para ver que detrás
venían los Mercedes de Pierre Levegh (con una vuelta menos) y Juan Manuel
Fangio que perseguía al líder. Pierre Levegh viendo que el impacto
era inevitable levantó la mano para advertir a Fangio, no pudo evitar embestir
el auto de Macklin y se levantó en el aire y al aterrizar sobre un terraplén
chocó contra un poste. El motor y el tren delantero se desprendieron del chasis
y en una bola de fuego se fueron sobre la multitud en la tribuna. Pierre Levegh
quedó muerto en la pista y los restos del auto se desparramaron sobre la gente
recorriendo varios metros y dejando víctimas a su paso.
Fangio que venía detrás y vio la mano levantada de Levegh intuyó que
algo pasaba adelante, se aferró al volante y pudo esquivar por poquito el auto
de Macklin y seguir. Mike Hawthone ya en boxes bajó de su Jaguar y se dirigió a
la parte interna de los garages.
El piloto inglés se encerró en su motorhome y sus primeras palabras
fueron "Fue mi culpa, fue mi culpa. Quería parar antes de que Fangio
me pasara".
Desconsolado no salió por horas. La policía lo esperaba en la puerta
para interrogarlo pero demoraron la reunión debido a su estado. Sus allegados
le pidieron que no dijera que era su culpa. Cuando habló defendió su
maniobra: "A mi juicio, dejé tiempo suficiente a cualquier coche que
fuera detrás de mí para darse cuenta de lo que iba a hacer".
Para embarrar más la situación Lofty England, manager de Jaguar, cargó
las tintas sobre Pierre Levegh, asegurando que a los 50 años no estaba en
condiciones de conducir semejante auto. Claro que el francés ya no podía hacer
su descargo, fue lo más fácil para la gente de Jaguar. Mercedes contrató a
Levegh por la gran actuación que tuvo en la edición de 1952, cuando al volante
de un Talbot manejó solo toda la carrera y faltando una hora, y con 4 vueltas
de ventaja, abandonó por un fallo en el motor dejando la victoria a Mercedes.
Mientras tanto en la pista las autoridades decidieron que continuara la
carrera. Muchos criticaron la medida pero tal vez a la postre se puede
decir que fue una decisión acertada ya que esto impidió que los espectadores
invadieran la pista y las zonas de salida de los rescatistas.
Por la noche la casa alemana Mercedes decidió retirar sus autos
de la competencia en señal de duelo, sobre todo porque uno de sus autos fue
el que provocó la tragedia en las tribunas. Con la decisión tomada fueron al
box de Jaguar a comunicársela y a pedir que ellos también se retiraran, pero
recibieron una negativa rotunda de los ingleses. Mercedes se retiró y le
dejó la victoria servida en bandeja a Jaguar.
Tras la carrera Mercedes Benz informó que ya no participaría en 1956 del
automovilismo deportivo, y mantuvo esa decisión por muchos años volviendo
recién en 1989.
Las crónicas dicen que murieron 83 espectadores, pero hubo
muchos heridos de los cuales algunos murieron días después engrosando esa lista
negra, que en definitiva no se sabe a cuántos muertos ascendió.
El equipo Jaguar siguió en pista y finalmente Mike Hawthorne e Ivor
Boeb se quedaron con la victoria. Pese a lo que se dice que siempre se recuerda
a los vencedores, cada vez que se habla de Le Mans 1955 nadie recuerda sus
nombres y sí recuerda al peor accidente de la historia del automovilismo
deportivo.
Por increíble que parezca, la organización no suspendió la
carrera –argumentado posteriormente que si hubiera cundido el pánico eso
habría dificultado las labores de rescate de los heridos– aunque Mercedes
retiró a sus pilotos como muestra de respeto. A Hawthorn se le ordenó continuar
y logró una triste victoria.
La prensa europea no tardó en señalarle como culpable aunque él siempre
defendió su inocencia. “A mi juicio, dejé tiempo suficiente a cualquier coche
que fuera detrás de mí para darse cuenta de lo que iba a hacer”, aseguró tras
plantearse la retirada del automovilismo, algo que finalmente no hizo tras
exonerarle la investigación oficial.
Otros factores apuntados como causa de la tragedia fueron el material
del que estaba hecho el auto de Levegh –una aleación de magnesio– que lo hacía
más ligero y rápido, pero también inflamable. Durante años además, hubo rumores
que aseguraban que un aditivo secreto en el combustible del vehículo del
francés había hecho que explotara en el accidente, pero nunca se pudo
demostrar.
El accidente al menos provocó que se instalaran mejores medidas de
seguridad en Le Mans. Mercedes, por su parte, abandonó las pruebas
automovilísticas. Hawthorn recuperó su apetito por el asfalto y en vibrante
duelo con Stirling Moss, se convirtió en 1958 en el primer campeón de F1
inglés. Fue entonces cuando decidió por fin retirarse y casarse con la modelo
Jean Howarth.
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